BUNQUER A ORILLAS DEL RÍO ZUJAR

BUNQUER DEL RÍO ZÚJAR

Los restos de las edificaciones construidas durante la Guerra Civil están esparcidos a lo largo y ancho de nuestra comarca, LA SERENA. Por lo general, en estado lamentable, por no calificarlos de ruinosos, por esto, quiero dároslos a conocer, colaborar en detener esa eminente desaparición que pesa sobre ellos, perdiendo un legado importante y insustituible de nuestro Patrimonio, todo, por no llegar una intervención necesaria e inmediata. En este fortín, BUNQUER DEL RÍO ZÚJAR, sin embargo, es de las pocas edificaciones, que se encuentra en buen estado de conservación, construido con materiales prácticamente infranqueables, y alejado de la mano del hombre, aunque fue usado como aprisco por pastores de la zona y rodeados de tierras de cultivos, ha hecho de él, que actualmente lo apreciemos con buena conservación. Su característica principal de esta construcción bélica, es que, a la vista, está prácticamente camuflada en el entorno del paisaje, excavada y soterrada gran parte de ella, la hace pasar desapercibida. Fabricado a base de hormigón armado, moldeado con chapas onduladas, tipo uralita, muestran su fiabilidad y resistencia para su acometido. Su interior, se encuentras divididos en varias dependencias, bien distribuidas, con troneras, donde se puede ver anclajes para sujeción de armas más pesadas. Situado en la margen izquierda del río Zújar, puede verse junto a conjuntos de pilares, bien conservados, pertenecientes a un puente, que nunca llegó a construirse, sobre el cauce del mismo, fue construido por tropas y efectivos del ejército franquista para la defensa y posterior protección durante las operaciones de la llamada “Bolsa de la Serena”.

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HERÁLDICA Y PORTADAS. CAPÍTULO 3.

Paseando por las calles de Castuera, descubriendo sus casas solariegas, con sus impresionantes portadas graníticas, esparcidas, por su antiguo casco urbano, en cualquier esquina puedes encontrártelas, te aparecen a la vista, no crees encontrártela por allí. Viviendas, algunas de más presencia constructiva que otras, pero todas con relevancia, destaca la colocación en sus fachadas de imponentes escudos, blasones, dinteles e inscripciones, fabricados en granito, algunos de ellos, actualmente encalados, en su tiempo no era banal su colocación, marcaban la presencia de familias de hidalguía y nobleza, dando a conocer su abolengo en la sociedades de la época.






HERÁLDICA Y PORTADAS. CAPITULO 2

Paseando por las calles de Castuera, descubriendo sus casas solariegas, con sus impresionantes portadas graníticas, esparcidas, por su antiguo casco urbano, en cualquier esquina puedes encontrártelas, te aparecen a la vista, no crees encontrártela por allí. Viviendas, algunas de más presencia constructiva que otras, pero todas con relevancia, destaca la colocación en sus fachadas de imponentes escudos, blasones, dinteles e inscripciones, fabricados en granito, algunos de ellos, actualmente encalados, en su tiempo no era banal su colocación, marcaban la presencia de familias de hidalguía y nobleza, dando a conocer su abolengo en la sociedades de la época.









HERÁLDICA Y PORTADAS. CAPITULO 1

Paseando por las calles de Castuera, descubriendo sus casas solariegas, con sus impresionantes portadas graníticas, esparcidas, por su antiguo casco urbano, en cualquier esquina puedes encontrártelas, te aparecen a la vista, no crees encontrártela por allí. Viviendas, algunas de más presencia constructiva que otras, pero todas con relevancia, destaca la colocación en sus fachadas de imponentes escudos, blasones, dinteles e inscripciones, fabricados en granito, algunos de ellos, actualmente encalados, en su tiempo no era banal su colocación, marcaban la presencia de familias de hidalguía y nobleza, dando a conocer su abolengo en las sociedades de la época.



FÁBRICA DE JABONES DE LOS "CABALLEROS".

LAS CHIMENEAS DE LA VIEJA FABRICA.  Las chimeneas, en la vieja fábrica de jabones, "De los Caballeros" Ellas esconden curiosidades interesantes de una intensa época en la historia de Castuera. Su producción, destinada a la fabricación de jabones, en pastillas, muy escasos y apreciados en aquel tiempo, como el suministro de productos químicos para los explosivos, utilizados en la segunda Guerra Mundial, dan a entender de su importancia. Cuentan los mayores como anécdota, el característico sonido de su sirena que marcaba los horarios de la fábrica, tanto retumbaba en el pueblo que servía del orientación en los horarios a seguir en las diferentes actividades del pueblo.





















CORREO EXTREMEÑO. Publicidad incluida en el periódico. 6 de Enero 1929,





COMPLEJO MINERO MIRAFLORES

MINAS DE MIRAFLORES

Desde Castuera, si fijamos la mirada hacia el horizonte norte de La Serena esteparia, llama poderosamente la atención, una forma regular, muy bien definida, como si de una escultura se tratase, instalada a propósito en lugar, decorando un paisaje, donde parece no pertenecer.
Hemos oteado la escombrera del complejo minero Miraflores-La Campana, ya en el lugar, estamos ante el campo minero más grande de la comarca, impresionante en sus instalaciones, posee numerosas bocaminas, de considerables profundidades, con galerías, hornos para la fundición del mineral, con chimeneas,  por desgracia, hoy desaparecidas, lavaderos, sima, escombreras, muelles de cargas y gran cantidad de ruinas, edificios de diferentes épocas que se empeñan en demostrarnos la importancia de la explotación a lo largo del tiempo. Ya en época romana eran conocidas las vetas o filones de galena plumbifera, lo demuestra el sello de plomo, encontrado, con la inscripción SBA, actualmente en el Museo arqueológico de Badajoz, siglas que han sido interpretadas por arqueólogos, como Societas Baetica Arsensis, todo relacionado con la proximidad de los emplazamientos romanos de Alsa y Artigi. A finales siglo XIX, comienzo del XX, se mantuvo nueva actividad, debido a la gran demanda mundial de plomo. La última información en la actividad de la misma se remonta a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, llevándose a cabo una reutilización, con el relavado de las escombreras, finalizando en los años setentas, por ello, en la actualidad, encontramos esas grandes escombreras, montañas de un fino material, producto de la molienda y procesado de escorias, de épocas anteriores, dándole al paraje, un halo de ciudad perdida, con unos paisajes lunares, difíciles de encontrar.






















 Esquema sello encontrado. Museo Arqueológico Provincial de Badajoz



CASTUERA. PLAZA DE ESPAÑA, PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX.

CASTUERA. IMAGEN PRINCIPIOS SIGLO XIX

Fotocopia de un boceto o plano realizado a principios del siglo XIX, por un amigo de la familia Luján, donde en primer plano, están identificadas varias construcciones, ejemplo, las casas de familias muy históricas en Castuera. Entre ellas la de la misma familia de “las Lujanas.” En el horizonte, curioso, resultan ver, los molinos de viento que allí estuvieron emplazados hasta el final de dicho siglo, de ahí su nombre del paraje, EL CERRO DE LOS MOLINOS, a la derecha la imagen, la primitiva iglesia parroquial, situada en lo que hoy se llama LA REHOYA.



LAS POZATAS, POZO DE LAS PESETAS, EL POZÓN Y SU ENTORNO.

LAS POZATAS, POZO DE LAS PESETAS, EL POZÓN Y SU ENTORNO.

Es obvio, somos tierra de secano, el agua es un bien muy apreciado. Hubo un tiempo que acceder a ella era todo un privilegio, por tenerla cerca y un sacrificio para acarrearla. El Pozo de las Pesetas, en su construcción, nos da a entender la escasez de ella que sufrieron nuestros antepasados y enseña toda una lección de solidaridad entre vecinos. De ahí su nombre, pues no se debe a ningún tipo de superstición, no, “Pozo de las Pesetas” se le llama por la aportación de los vecinos de Castuera, de una peseta por familia, para su obra, consiguiendo paliar en la medida de lo posible esa necesidad tan vital.
Construido durante la Segunda República, una inscripción daba fe de ello, hoy ya desaparecida, comienzo de los años 30, en el paraje de Las Pozatas, fue sitio sobre todo de mujeres para realizar las coladas y volver cargada, con sus cántaros de agua apoyados en la cabeza o en “cuadril”, como ellas decían, las caderas. Los burros con aguaderas de esparto, con sus cántaros, otra imagen habitual de ver, era la manera se llevar el agua a las casas para su consumo.




















IMÁGENES

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