REFUGIO ANTIAÉREO EN EL CERRO LA MADRILEÑA.

Son los restos de construcciones bélicas, utilizadas en la Guerra civil, abundantes en nuestra comarca, no obstante, se trata, del espacio denominado “Bolsa de La Serena”, territorio, en el que la contienda se mostró en toda su beligerancia hasta 1938. La línea de un frente estable desde 1936, creó un espacio de constantes enfrentamientos entre los bandos en conflicto, generando en este territorio un conjunto de edificaciones diversas en las que podemos encontrar refugios, bunker, trincheras, campo de concentración, etc., llegadas hasta nuestros días, lamentablemente, en un estado de abandono total, urgiendo de forma inminente, acometer una catalogación y restauración, para así no condenarlos a la desaparición, haciendo olvidar en la memoria, un legado arqueológico patrimonial singular que sirva para enseñar ese pedazo de historia a futuras generaciones. Dicho esto, en esta entrada, quiero contribuir a la difusión de dicho patrimonio, comenzando a enseñar un refugio antiaéreo, rodeado de dos líneas de trincheras muy próximo a la localidad, quizás muy desconocido, aunque no por ello menos visible, en el paraje Cerro La Madrileña, refugio en forma de Y griega, consta de entrada con escaleras, hoy cubiertas de basuras y escombros, formando una especie de rampa, bifurcándose a ambas manos. Las escaleras están cubiertas, fabricadas en un forjado de hormigón, en bóveda, con revestimiento de ladrillos macizos, reforzada con una especie de argamasa de mortero y piedras. En el final de la misma, se encuentran las dos desembocaduras de los túneles, rematadas en dos cavidades, excavadas en las rocas pizarrosas, sin ningún tipo de forma, ni acabado en la construcción. Su utilización, según testimonios, sería utilizado como refugio para protección de los bombardeos para mandos y tropas instaladas en el lugar durante la contienda. Rodeando el refugio, además encontramos dos líneas de trincheras, bien definidas, en relativo buen estado de conservación, desde el aire, se pueden apreciar perfectamente sus trazados, como a ras de tierra, su profundidad, todo conservado, gracias a la textura del terreno, rocoso, que se encuentra emplazadas y la poca intervención de la mano de obra sobre la finca donde esta situada.